
Sin embargo, esta mañana únicamente le voy recordar la influencia que usted ejerce sobre un elemento trascendental para la definición del futuro de México. Este elemento en realidad son personas, son un fragmento de ilusión, son portadores de esperanza, son una promesa renovada.
Los acaba de dejar en la escuela, son sus hijos.
Son esos que apenas aprenderán a leer y a escribir, pero también empezarán a diferenciar la nobleza de la maldad.
Son esos que hoy se distraen con el fut bol, los amigos y cosas insignificantes, pero que el día de mañana, decidirán el rumbo de la nación.
Son esos líderes en potencia, ocultos en disfraces de alegre infancia o de insegura adolescencia.
Si usted es de los que ya no tolera la imperfección de nuestra sociedad o las graves deficiencias del sistema, influya en sus hijos, no los abandone, acompáñelos, motívelos para estudiar, para perseguir sus sueños. Que lo intenten, que fracasen y después se levanten.
Lo dijo Pitágoras hace 2,500 años: Educa a los niños y no tendrás que castigar a los hombres.
Comentario LIBRE compartido el lunes 24 de agosto en el programa LIBRE por la La Reina 100.9 F.M.