Será mejor que tenga apetito, pues en la política mexicana se prepara capirotada.
Ojalá que la alianza entre los antagónicos PRD y PAN para contender por gubernaturas, despida el mismo aroma que el mencionado postre a base de ingredientes tan variados como pan bolillo, queso y cacahuate. Sin embargo, la receta que prepara César Nava con las múltiples cabezas en el PRD, ya se antoja desagradable, por no decir asquerosa.
La repulsión por dicha mescolanza es una realidad, pues los priístas no son los únicos que mostraron desacuerdo: personajes que a la vez son ingredientes en esta extraña amalgama, desde un inicio presentaron desazón y nauseas. Son Fernando Gomez Mont, Vicente Fox y Alejandro Encinas.
De por si cocinar capirotada lleva su ciencia por la diversidad de sabores a combinar, imagine como quedará si a su acérrimo adversario en las elecciones presidenciales le toca poner la estufa y el piloncillo.
De entrada, los precandidatos perredistas de Hidalgo no permitirán el “albazo” de Cesar Nava en la figura de Xóchitl Gálvez y en Durango, el delfín de la alianza azul crema es un ex alcalde que aún no renuncia al PRI.
Rivalidad en el Distrito Federal pero amasiato en los estados.
No es necesario ahondar en la incompatibilidad de ideología o de proyecto de gobierno, pues probablemente no existan. Suficiente es la discrepancia entre los deseos de poder y las aspiraciones personales. Que fácil será pasar de la receta tradicional a la comida para marranos.
Dijo una vez el orador, político y filósofo romano, Marco Tulio Cicerón:
De hombres es el engañarse y de locos persistir en el error.