Al participar como oradora en una ceremonia oficial en Michoacán, la premio nobel de la paz Rigoberta Menchú instó a que en México se les apliquen penas máximas a los terroristas y en general a la delincuencia organizada. La guatemalteca hizo dicho llamamiento, con motivo del atentado sufrido hace un año en Morelia.
La impulsora de la paz y defensora de los derechos indígenas, promueve acciones punitivas mayores como un remedio al clima de violencia que se vive en nuestro país.
Para cortar de tajo el problema del narcotráfico, el terrorismo y la delincuencia organizada, lo ideal sería empezar por la sanación del tejido social mexicano, a través del eficiente desarrollo social, la educación de calidad y el empleo. Sin embargo, el llamamiento de Rigoberta Menchú es atinado, porque exhibe un marco jurídico de procuración de justica demasiado blando.
Queda claro que la profunda crisis en que se encuentran sumidas la mayoría de las familias mexicanas, es el principal agente precursor de inestabilidad social y delincuencia. Pero sumado a esto, un entorno de impunidad total y un catálogo de reducidas sentencias, las expresiones de crueldad extrema llegan por automático.
Cierro con una idea del filósofo chino Confucio:
Trabaja en impedir delitos para no necesitar castigos.
16 de sept